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Las baterías proporcionan suministro eléctrico a los Sistemas de Alimentación Ininterrumpida para seguir trabajando con los equipos cuando hay cortes eléctricos. En la actualidad, existen distintos tipos de baterías que se diferencian por su naturaleza interna y sus características electroquímicas. También es importante saber cada cuánto tiempo hay que cambiar la batería del SAI.

Principales tipos de baterías

  • Batería de niquel-cadmio (Ni-Cd). Están formadas por electrodos de cadmio bañados en un electrolito de hidróxido de potasio. Funcionan bien en un amplio rango de temperaturas y se pueden sobrecargar sin sufrir daños. Admiten descargas profundas y proporcionan un buen número de ciclos, pero acusan mucho el efecto memoria. Su peso y volumen, aunque mejores que los de las baterías de plomo-ácido, siguen siendo elevados para la energía que almacenan.
  • Batería de plomo-ácido. Están formadas por electrodos de plomo bañados en un electrolito de ácido sulfúrico. Tiene variantes, pero son económicas y fáciles de fabricar. No admiten sobrecargas ni descargas profundas. Su peso y volumen son elevados para la energía que almacenan.
  • Batería de niquel-hidruro metálico (Ni-MH). Formadas por un ánodo de cadmio y un cátodo de aleación de hidruro metálico. Están sustituyendo a las baterías de niquel-cadmio por su menor efecto memoria y mayor capacidad. Sin embargo, el número de ciclos que proporcionan es menor y no trabajan bien con frío extremo, el cual reduce drásticamente su capacidad.
  • Batería de iones de litio (Li-ion). Emplean un ánodo de grafito y un cátodo de óxido de cobalto,  trifilina  u óxido de manganeso. Su capacidad es elevada en relación a su peso y volumen, teniendo además un factor de autodescarga muy reducido. El efecto memoria casi no las afecta y pueden cargarse sin necesidad de haber sido descargadas previamente. Como contrapartida, no soportan bien los cambios de temperatura y no admiten descargas completas, sufriendo mucho cuando éstas ocurren.
  • Batería de polímero de litio (Li-Po). Son una variación de las baterías de iones de litio que mejoran sus características de peso y volumen, así como su tasa de descarga. Al igual que sus primas de iones de litio acusan mucho las descargas profundas, quedando prácticamente inutilizadas si se descargan en exceso.

Cuánto más deprisa se descargan, menos energía proporcionan

El factor de autodescarga condiciona el tiempo que la batería de un SAI puede almacenar sin sufrir daños. Si bien las baterías de litio pueden aguantar años sin descargarse y dañarse, el resto de tecnologías acusan una autodescarga que las dañará en unos meses. ¿Cómo podemos evitar que se estropeen? Cargándolas cada dos o seis meses, según la tecnología. Las de plomo es mejor cargarla cada pocos meses; las de Ni-Cd ó Ni-MH un par de veces al año.

Las baterías no aportan la misma cantidad de energía si se descargan poco a poco o si se descargan rápidamente. Cuanto más deprisa se descargan, menos energía proporcionan. Este efecto no es muy acusado en las baterías de litio, pero sí en las demás tecnologías, especialmente en las baterías de plomo.

Respecto a la capacidad de una batería en amperios/hora (Ah), se refiere a un tiempo de descarga estándar de veinte horas. Por ejemplo, una batería típica de plomo AGM de 12V y 7Ah brindará esos 7Ah si se descarga durante veinte horas o más. Si el tiempo de descarga es de diez horas, tendrá en torno al 90 % de esta capacidad.

Si el tiempo de descarga es de una hora, será en torno al 60 % y si el tiempo de descarga es de menor de 5 minutos, dará en torno a un 30 %. Los valores exactos dependen del tipo de batería, aunque cada batería concreta tiene sus curvas de descarga características.

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