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Las baterías AGM son las más utilizadas en la actualidad. Su nombre proviene de las siglas en ingés de fibra de vidrio absorbente y son de plomo-ácido. Se tratan de las baterías con más variantes y aplicaciones para los Sistemas de Alimentación Ininterrumpida (SAI). No obstante, existen más tipos de baterías en el mercado.

Las AGM pertenecen al grupo de batería sellada junto con las baterías de gel. Es decir, son un tipo de batería VRLA (batería de ácido-plomo regulada por válvula), denominada así porque tiene válvulas de seguridad presurizadas. De este modo, no expulsa gases y, por tanto, permite su uso en espacios cerrados.

Ventajas de las baterías AGM

Las baterías AGM tienen diversos usos tales como baterías para Sistemas de Alimentación Ininterrumpida, centrales de telefonía, equipos de video-filmación y robótica. El motivo por el que forman parte de los SAIs Lapara es las múltiples ventajas que ofrecen al usuario.

  • Tiempo de carga muy rápido. Una batería AGM se carga cinco veces más rápido que una batería de gel.
  • Aprovechamiento máximo del almacenamiento. No se exponen a ningún riesgo al descargarse hasta el 80 %, mientras que el límite normal en otras baterías es del 50 %.
  • Larga vida útil. Incluso en ciclos de descarga tienen una vida útil extensa.
  • Sin mantenimiento. Son componentes sellados y estancos que no necesitan mantenimiento. Aunque sí hay ciertos consejos para evitar un desgaste o daño prematuro que explicamos a continuación.
  • Resistencia al frío. Al no tener ningún líquido que pueda congelarse y expandirse, son prácticamente inmunes al riesgo de congelamiento. No obstante, no disipan fácilmente el calor generado en su interior, así que deben estar lejos de fuentes de calor.
  • Seguras. Todo el electrolito está en los separadores de vidrio, éste no puede derramarse, ni siquiera si la batería se rompe. Así, no suponen un peligro en el transporte.
  • Ligereza. Las baterías AGM son más ligeras que otras.
  • Autodescarga reducida. Exhiben una autodescarga muy baja; lo habitual es que se descarguen de 1 a 3 % cada mes. Esto significa que pueden almacenarse durante períodos mucho más prolongados sin cargarlas.

Consejos para el cuidado de una batería AGM

Si bien las baterías AGM no requieren mantenimiento, necesitan inspecciones periódicas recomendadas por el fabricante. Las baterías están pensadas para permanecer en flotación (espera) y descargarse ocasionalmente. Por ello, si el SAI o las baterías están almacenados, éstas podrían descargarse demasiado y dañarse de forma irreversible.

Para evitar estos perjuicios, la batería AGM debe cargarse cada seis meses como máximo. En el caso de que la batería esté montada en un SAI, solo se deberá encender el SAI cada seis meses durante un día entero si está almacenado.

Generalmente, los SAIs mantienen las baterías en flotación y mantienen un voltaje adecuado para que no se descarguen. Sin embargo, la batería también puede estropearse si no se descarga cada cierto tiempo. Por ello, es recomendable realizar, como mínimo, dos ciclos al año. En este caso, solo habrá que desconectar el SAI y mantenerlo en funcionamiento en modo batería hasta que salta la advertencia de batería baja.

Además, esta prueba ayuda a conocer el estado de la batería y su tiempo de autonomía. Así, se comprueba la necesidad de sustituir la batería en el caso de que su autonomía haya disminuido de forma considerable o sea menor de lo que se necesita. En todos los casos, las baterías de los SAIs deben reemplazarse cada cierto tiempo, normalmente entre los tres y cuatro años, aunque depende de varios factores.

No obstante, en el supuesto de que una batería se deteriore o su vida útil termine, es necesario cambiar todas las baterías, no solo la dañada. Con el tiempo, la resistencia interna de las baterías aumenta y no deben conectarse baterías con resistencias internas distintas. Si se hiciera, se descompensaría la carga del conjunto, ocasionando graves daños.

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